top of page
en Sueños
50 Ilustraciones inspiradas en aforismos de Teo Serna / Montaje digital / 21X21 / 2021.
Debussy - Isao Tomita. "Clair de Lune".
El hipocampo es un sueño, como lo es la rosa del desierto o la estrella de mar.
Hay que coger los sueños a su hora en punto, como quien coge el tren en la estación a su hora exacta.
Aquel puente soñaba con su reflejo en el río… y el río estaba seco.
Cuando se rompían los termómetros, las gotas de mercurio huían entre las líneas quirománticas de la mano, resbalando por caminos finísimos de un sueño que se volvía de plata.
La muerte no sabe que es un sueño. La vida tampoco.
Las perlas son los sueños impuros de las ostras.
Hablaba en sueños el mudo de nacimiento.
El faro, en su roca alta, sueña con circunferencias trazadas con un compás de luz que nunca se apaga.
En los cielorrasos de las alcobas, los sueños se almacenan unos encima de otros; aparecen así las goteras.
Sueño frente al espejo para no olvidar el camino de vuelta.
El fuego sueña con desiertos.
El café guarda en el fondo de la taza todos los sueños del mundo, por eso suele producir insomnio.
Cada vez que se cierra una cerradura, se cierra un sueño.
¡Qué hipnotizador, aquel que inducía al sueño perpendicular de las cataratas!
El niño sueña qué será de mayor. El viejo sueña qué fue de niño.
Por las ventanillas iluminadas de los trenes nocturnos, se pueden ver los sueños de los pasajeros dormidos.
Camino por los sueños como un funambulista por el alambre… ¡y a veces tropiezo con una piedra!
La escritura automática del poeta recoge, en taquigrafía, los sueños disueltos en la noche; esa taquigrafía solo la entienden quienes hayan soñado alguna vez con ser poetas.
Las adormideras están ahí para recordarnos que existen otros mundos en los sueños, de las que ellas son fósil, abandono y presencia.
El sueño de la saeta se llama Guillermo Tell.
Frankenstein soñaba con fragmentos perdidos de los sueños de otros.
Aunque los sueños, sueños sean, hay algunos que no saben que lo son; a las personas que los tienen, les suelen llamar sonámbulos.
Curiosamente, Morfeo nunca soñaba.
En las fuentes se lavan los sueños temblorosos de la luna.
Quienes comen algodón de azúcar, se comen los sueños ingrávidos de un ilusionista. Cuando duerman, soñarán con un cielo de mentira lleno de nubes rosas y suaves conejos blancos.
bottom of page